Defensa a toda costa

Año 1939, mientras en España se declara oficialmente el fin de la Guerra Civil, el resto del mundo se encuentra a las puertas de lo que será el inicio a la Segunda Guerra Mundial. España, bajo el mando del general Francisco Franco, se declara “oficialmente” país neutral y no beligerante, debido a la falta de medios y recursos generados por los casi tres años de guerra.

En paralelo, Hitler anhela la colonización del África Central, dónde las Islas Canarias se convierten en una pieza clave para llevar la operación a cabo. De esta manera, y debido a las buenas relaciones entre Franco y el Eje central, entre 1939 y 1941, las costas canarias dieron apoyo al ejército italiano y alemán.

Debido a que estas colaboraciones con los alemanes podían llegar a originar un ataque por parte de los aliados, se diseñó un plan de seguridad aplicado a todas las islas del archipiélago que recibió el nombre de “defensa a toda costa”. Entre 1941 y 1945, se construyeron alrededor de 400 construcciones militares en todo el archipiélago canario.

Finalmente, en 1945 tras el fin de la segunda guerra mundial dichas construcciones dejaron de ser utilizadas de manera progresiva. Desde el año 1950 hasta la actualidad, prácticamente todas estas infraestructuras se encuentran en estado de abandono.

Año 2021, con motivo del Concurso de ideas arquitectónicas para la futura red de Centros de Experiencia e Interpretación Turística de Canarias, surge un proyecto que posee el mismo nombre que dicho plan.

“Defensa a toda costa” es una estrategia de adaptación gastro-militar, que pretende potenciar el turismo gastronómico a través de la recuperación y rehabilitación de estas infraestructuras militares abandonadas en todo el archipiélago.

Este plan se divide en varias fases. En primer lugar, se han identificado y clasificado las principales construcciones existentes en todo el conjunto de islas. Posteriormente, se han analizado de manera pormenorizada las infraestructuras militares en la isla de Tenerife, junto con las diferentes zonas gastronómicas estableciendo unos posibles usos para cada una de estas edificaciones.

En este caso, se ha decidido utilizar el Bunker de Santa Úrsula como caso de estudio para el desarrollo de un proyecto que sirva como prototipo de esta estrategia.

Esta construcción se compone de dos nidos de ametralladoras ubicados en diferentes alturas y a los cuales se accede a través de dos túneles excavados en la ladera. Dicho bunker fue construido para proteger la zona norte de la isla en el año 1941 y desde el año 1957 se encuentra abandonado.

“Defensa a toda costa” se define como una estrategia que plantea una intervención mínima sobre las propias construcciones, resolviendo las principales carencias de las mismas.

En primer lugar, un sistema de pasarelas, rampas y plataformas modulares de madera permiten conectar y garantizar la accesibilidad a la edificación. Sobre dicha estructura se adhieren una serie de módulos que proporcionan los usos auxiliares que dan servicio a la edificación principal, tales como ascensor, espacios de recepción, aseos, tienda, etc. Finalmente, se adecúa cada una de las edificaciones existentes según el producto gastronómico de la zona, generando en su interior los espacios principales destinados a la realización de exposiciones, catas, talleres etc.

Se trata de un sistema extensible y replicable por todo el archipiélago que propone el encuentro de diferentes culturas que se retroalimentan, y que garantizan la coexistencia de ambos.

“Defensa a toda costa” recupera un patrimonio militar olvidado a través de un patrimonio gastronómico en auge.