Canarias posee un valor paisajístico y condiciones climáticas sin igual. El desarrollo turístico, soporte del crecimiento económico del territorio insular, ha favorecido la aparición de soluciones que hoy en día no responden a las solicitudes de la población ni a la demanda global que considera Canarias su destino de vacaciones, ocio, o trabajo deslocalizado.
Las islas han dado soporte a enormes crecimientos urbanos que han transformado su geografía y organización social al acoger y promover un modelo de desarrollo basado en el volumen. Hoy, el territorio insular requiere de una relectura y evaluación del estado de las infraestructuras construidas, y de un reconocimiento de los valores y tradiciones culturales. El paisaje natural y urbano ha de ser revisitado y redefinido.
Después de 50 años, el modelo turístico insular debe ser comprehendido y actualizado.
Canarias adolece de una alta dependencia alimentaria exterior que condiciona su modelo alimentario y gastronómico. Además, la alta presencia de patologías asociadas, apunta la necesidad de mejores hábitos alimentarios entre su población. Son necesarios nuevos referentes y modelos. Un aporte de soluciones innovadoras e ilusionantes de aceptación y asimilación local atractivas también para los visitantes.
Se propone la vinculación de los nuevos modelos turístico y gastronómico insulares. Una estrategia simbiótica que promueva una mejor cultura alimentaria a la vez que promocione nuevos productos de ocio y consumo turístico.
Esta propuesta considera la gastronomía un eje fundamental de actuación. Se realiza una estrategia de implantación de infraestructuras turísticas vinculadas a la gastronomía y la alimentación. Para ello, se organizan las islas por estratos: cota Mar, con relación atlántica – oceánica, y gastronomía basada en productos marinos; y el Mar de Nubes, en relación con las medianías insulares, fuente de productos agrícolas y ganaderos.
En paralelo, se analizan infraestructuras naturales y edificadas con potencialidad para el desarrollo de un plan que fomenta la reutilización, la transformación y la visibilización de lo existente o ya desarrollado, frente a modelos previos basados en el desarrollo ilimitado. El Plan de Miradores de Hecansa, GobCan 1989, y el Plan Director de Charcos de Marea, Gobcan, julio 2021, son la base de una propuesta de emplazamientos potenciales diseminados equilibradamente en el territorio. Las infraestructuras potenciales identificadas o desarrolladas previamente por el Gobierno de Canarias, son complementadas por otras infraestructuras industriales obsoletas de interés gastronómico – turístico. Los emplazamientos son filtrados en base a su potencial turístico, proximidad a entornos urbanos y turísticos, aprovechamiento de preexistencias y parámetros de posibles infraestructuras de interés asociadas, así como su potencial de desarrollo de actividades alimentarias – gastronómicas. Como resultado se obtienen 33 emplazamientos que reúnen condiciones potenciales para un desarrollo turístico – gastronómico. De estas se seleccionan 8, una por isla para una primera fase de desarrollo.
De los 8 emplazamientos que cumplen con requisitos de integración de servicios de restauración, se seleccionan uno en relación con el Mar, Charco del Peñón / Pescante de Hermigua en La Gomera, y otro con el Mar de Nubes, Restaurante mirador Lomo Molino, en Tenerife. Estos han de servir de modelo para los proyectos a desarrollar en el resto de las islas.
De manera general, se promueve la vinculación con entornos urbanos próximos e intervenciones de pequeña o mediana escala, en pro de la dispersión turística y el desarrollo local. La aceptación y vinculación local, se considera, aumenta la satisfacción del turista, y por ende securiza la inversión y el impacto del proyecto.
El Mirador de Lomo Molino, es una estructura monofuncional que es sometida a una transformación integradora. Se complejiza su uso, se promociona la relación con el exterior, su visibilidad, se flexibiliza su uso y se complementa con un ámbito productivo alimentario asociado que genera valor al producto gastronómico resultante.
El Charco del Peñón / Pescante de Hermigua, es una infraestructura de gran poder paisajístico. Se potencian los valores de la ubicación mediante plataformas de protección y de amplificación de la zona de baños. Perforaciones en el acantilado acogen las infraestructuras gastronómicas. La fuerza del Atlántico en esta ubicación es aprovechada para la generación de energía (mareomotriz). La cercanía a entornos agrícolas y urbanos permite su vinculación y la generación de externalidades positivas que favorecen el desarrollo local.
Sin embargo, se considera que para dar respuesta a las solicitudes específicas de cada uno de los emplazamientos identificados, los proyectos han de ser descritos y evaluados recogiendo el interés de la población, la voluntad de la Administración Pública y el potencial real de los lugares identificados. A través de la redacción de concursos públicos interdisciplinares que aúnen propuesta arquitectónica – urbanística, gastronómica y de servicios, los proyectos desarrollados verán aumentar su vinculación territorial, a la vez que se promueve la diversidad de oferta, su calidad y el emprendimiento local.