Ocho Islas, Ocho Tierras

La propuesta se propone como ejemplo edificado y un método para alcanzar la sostenibilidad en la arquitectura, para ello se centra en la materialización de una red de centros que, siendo atractivos desde el punto de vista de desarrollo urbano, con el impulso económico y turístico que conllevan, sean capaz de dialogar con la realidad actual y responder a las necesidades de sostenibilidad, especialmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Las situaciones de cada uno de los centros de la red propuesta se ubican en zonas principalmente urbanas, aprovechando las infraestructuras ya construidas, y evitando de esta manera antropizar aún más nuestro paisaje natural canario. La situación de cada centro se basa en la estrategia de que sean fácilmente accesibles tanto para la población local como para el turista, al ser ambos usuarios potenciales de cada centro, pero priorizando la accesibilidad por parte del turista, debido a la importancia del turismo en la economía canaria.

Concretamente, con respecto al centro base de la propuesta, el Centro de experimentación sostenible en Gran Canaria, se ha decidido ubicarlo estratégicamente en una parcela vacía en la zona predominantemente turística de Meloneras, Maspalomas, cercano al antiguo Faro y a la avenida marítima, así como a una estación de transporte urbano. Con la elección de esta ubicación se consigue: aprovechar los recursos de infraestructuras existentes, consolidar el tejido urbano de la zona, potenciar el atractivo turístico local con la oferta de ocio cultural que ofrecería el centro, así como aprovechar el constante flujo de personas que recorren la concurrida avenida marítima, como una fuente de usuarios para nuestro centro.

Se ha partido del programa de usos propuesto en las bases del concurso realizando ciertas modificaciones. La propuesta, por tanto, modifica dicho programa de la siguiente manera: unifica los usos de sala de control, recepción e información turística en un gran hall de entrada (90m²); divide la sala polivalente (147m²) en dos salas unificables; establece las salas principales, exposiciones (110m²), inmersión audiovisual (134m²) y observatorio de sostenibilidad (80m²) como espacios independientes y diáfanos; da importancia en superficie al área infantil (85m²) por ser clave en la educación de las nuevas generaciones; vincula el área de promoción de actividades (32m²) a los recorridos interiores del edificio; reserva y vincula entre sí los espacios para depósito de objetos (20m²), aseos (24,7m²), y área de personal (31m²); potencia el bar-cafetería hasta alcanzar el nivel de adecuación de un pequeño restaurante (141m²), añadiendo a su vez mesas show-cooking y terraza (207m²) para catering o eventos, mejorando así el atractivo del centro; reserva un espacio para equipos de instalaciones del edificio incluyendo las necesarias para ahorro de energía (20,5m²); y, por último, divide el almacenamiento de contenidos expositivos y funcionales (34,7m²) en las distintas áreas temáticas del edificio.

A nivel edificatorio la propuesta busca aprovechar los recursos naturales de los que disponemos en Canarias para construir y mantener en el tiempo edificios sustentables ambiental y energéticamente. Para conseguir un edificio con consumo nulo de energía y de recursos se ha apostado fuertemente por un diseño bioclimático, potenciando iluminación natural, protección del exceso de soleamiento, ventilación natural cruzada, muros con gran aislamiento e inercia térmica, etc. De dicha manera, se apuesta por la energía principalmente proveniente del sol, fotovoltaica y solar térmica, además de aerotermia y aprovechamiento del agua de lluvia con su acumulación en aljibes enterrados, así como apostar por abundante vegetación en el patio, vital para mantener un aire interior de calidad de forma pasiva mediante la renovación de oxígeno.

Para la construcción se propone utilizar materiales mayormente locales, aprovechando especialmente la tierra de la propia parcela o de la isla para construir muros de tierra compactada, lo que dará lugar a diferencias en texturas y tonalidades a las fachadas de cada centro según la isla en la que se encuentre. A su vez, se utilizará cemento local o proveniente de otra isla para formar el hormigón que conformará la estructura de zapatas, pilares integrados en el interior de los muros y forjados, con aditivos como la cal o la ceniza para darle distintas tonalidades según la isla. De esta manera, siguiendo conceptualmente el proceso constructivo, se parte de una “cantera” en la propia parcela creándose el edificio a su alrededor mediante la adicción de módulos principales y secundarios. La idea consiste en aprovechar esta “cantera” como patio central del edificio, realizando un símil con el patio canario tradicional como referente cultural, estableciéndose dicho patio como el centro neurálgico del edificio a nivel de circulaciones y poseyendo funciones bioclimáticas. Por su parte, como reinterpretación del patio canario y como elemento innovador de la arquitectura contemporánea, se propone añadir un suelo de vidrio, bajo el cual se desarrolla y crece la vegetación atravesando las partes no cubiertas, y creándose así un ambiente único.