El Centro de Experimentación Sostenible presentado se plantea como una reflexión sobre el significado del concepto sostenibilidad, tanto en relación con el turismo, como aplicando al propio edificio recursos que pretenden optimizar el consumo, así como plantear espacios flexibles, que permitan sinergias que justifiquen su equilibrio funcional:
- Se ubica en un cruce de caminos entre municipios, en el centro de la ruta sur-norte y de la ruta oeste-centro; la Cruz de Tejeda está dentro de un paisaje excepcional, es punto de paso del Camino de Santiago insular, en un pequeño núcleo turístico, pero suficientemente alejado del turismo de masas como para justificar la pretensión de convertirlo en germen de la despolarización del actual sistema turístico: un lugar que ya muestra un turismo alternativo desde los valores que ofrece la isla.
- Se sirve de la infraestructura vial existente y de la dotación de aparcamientos con la que ya cuenta la zona.
- Complementa la dotación actual de Parador, restaurantes, hotel rural, comercio artesanal, lugar representativo y punto de encuentro, cruce de senderos y cercanía a elementos de patrimonio.
- Se emplaza junto a un pinar a preservar, como remate visual del eje formado por el espacio de acceso al parador y los puestos de artesanía.
- El módulo 2 de la intervención se desarrolla soterrado en el borde de la caldera de Tejeda, para asomarse, puntualmente, hacia uno de los paisajes más evocadores de Gran Canaria.
De la geografía y la historia de la isla se extrae información que inspira soluciones formales y potenciales contenidos expositivos: la propuesta responde al tema planteado mediante su concreta relación con el lugar e incorporando la diversidad funcional:
- Los senderos que confluyen actualmente en la ubicación se incorporan como parte del recorrido exterior del edificio.
- El acceso al módulo 1 se recorre sobre un pavimento empedrado, a modo de los caminos reales tradicionales, desde la plaza de la Cruz de Tejeda, paralelo al Parador y acompañando el área comercial abierta existente.
- Como acceso al módulo 2, parcialmente soterrado, se resuelve un pasaje que evoca la galería de agua de La Mina, cercana al emplazamiento, que fue la primera solución en las islas para resolver la falta de abastecimiento de agua de una capital incipiente.
- El lucernario, que define el espacio expositivo vertical, se resuelve dentro de un elemento constructivo que evoca formalmente los estanques de agua de la isla. Esta pieza entra en juego compositivo con un estanque existente junto a la intervención.
- Un recorrido interno de agua llega al patio, recogiendo su caudal en una cantonera, que bien podría ser recuperada de las muchas que se han quedado obsoletas en la isla.
Una estrategia de reciprocidad entre el turista y el residente, se procura en la propuesta con la ubicación elegida para el edificio, un cruce de caminos a nivel insular. La distribución funcional busca una relación ágil y directa entre agentes actores y gerentes turísticos, propicia para el Observatorio de sostenibilidad. Un programa distribuido cuidando la flexibilidad de los espacios que procuren sinergias entre la actividad cotidiana y la turística:
- Tras el módulo 1 se dispone un espacio abierto, a modo de amplio patio de relación y eventos, relacionado con la entrada y con el acceso al módulo 2, complementado con la cafetería para un funcionamiento independiente o integrado.
- Espacios de transición, que conllevan una experiencia y justifican un relato aprovechable por el proyecto museístico, como la galería con acequia y la cantonera, el camino real de llegada o las gradas de piedra seca como bancales.
- Espacio expositivo vertical, contraste entre el acceso constreñido y el espacio de amplia dimensión, iluminado cenitalmente, al que se suma un recorrido vertical aprovechable.
- Sala polivalente, lugar elegido para provocar la “experiencia” sensible que marque la visita: se trata de la captura real de un fragmento del paisaje representativo de la isla.
- Despachos vinculados a un espacio común flexible, con relación visual hacia el patio y el nivel inferior del módulo 1, mediante el vacío a doble altura.
Formalmente, la propuesta controla el consumo energético e incide en la valoración del patrimonio y la innovación:
- El soterramiento del módulo 2 proporciona una inercia térmica que permite controlar el consumo.
- El control de la luz mediante lucernarios, junto a la fachada superpuesta ventilada conformada por lamas de madera -en el acceso y el laboratorio-, son herramientas que contribuyen formalmente a la propuesta y a su control de gastos.
- La conexión de ambos módulos mediante un paso subterráneo genera flujos de corrientes de aire, que pueden sumarse al control energético eficiente del edificio. Igualmente, el agua no aparece sólo como elemento decorativo, sensitivo y cultural: aporta humedad al patio, paliando el calor.
- El pinar bajo el que se ubica la propuesta, aporta un filtro a la exposición solar de sur sobre el módulo 1, menos protegido por la inercia térmica del terreno.