El paisaje del Archipiélago Canario y de sus islas se muestra al mismo tiempo variado y emocionante, situado sobre un mar común y cobijado bajo un cielo propio y particular. La propuesta arquitectónica que presentamos nace de esa condición unificadora: es una nube, elemento común de nuestro cielo, al tanto que sombra habitada, como lo fue en nuestra memoria el mítico árbol Garoé. Es tanto un vórtice marino, como un patio que evoca el característico espacio que atrapa un pedazo del cielo canario en nuestra tradicional manera de habitar.
Es por ello, que frente a la posibilidad de ofrecer un proyecto camaleónico que mute de piel en cada una de las ocho localizaciones propuestas, pensamos mejor en un objeto autónomo que se relaciona con su entorno adaptándose a distintas topografías, al tiempo que ofrece una imagen difusa y desmaterializada revistiéndose a la manera de un invernadero/nube de una piel traslucida que reacciona a las distintas escenas lumínicas del paisaje canario. Un “Amplificador de Paisaje”. Es por ello, que no busca la mimesis literal con su entorno, sino que, a través de su materialidad gaseosa se ofrece como una atalaya, desde cuyo interior seleccionar el paisaje enmarcado en la variedad de miradores y balcones que atraviesan su piel de EFTE para redescubrir los escenarios visuales a su alrededor. Como una gran cámara oscura la Nube Garoé reconoce su condición canaria no desde la mimesis sino desde su actitud de “Catalizador frente al Paisaje”. Capaz de adaptarse a suelos en desnivel, llanos o en bancal. Su condición levitante permite simultáneamente la aparición de una gran sombra bajo él, que admite recorridos, estancias y usos insólitos siempre protegidos del sol y expectantes ante el paisaje circundante. Desde su interior el paisaje se percibe enmarcado a la manera de una ficción pictórica, desde el suelo se leerá como un travelling rotativo de 360 grados. Su estructura es metálica, Siete celosías en la cara exterior, cuatro en la interior. Vigas en celosía de sección variable en el forjado inferior y de alma llena en la cubierta. Dado que la cara inferior es visible, esta se materializa como una serie geométrica en cadena que desde el heptágono exterior se faceta para convertirse sucesivamente en un hexágono, un pentágono y, un cuadrado y finalmente en el triangulo del toldo textil que cubre parcialmente el patio central.
Este patio inclina sus caras hacia dentro, adoptando la forma de un tronco de cono como postura intuitiva para protegerse del sol. Mientras, la envolvente heptagonal se materializa como un muro Trombe, sistema de climatización que aprovecha el calentamiento del aire entre la piel exterior de EFTE y la interior de vidrio dispuesto con distintos grados de transparencia, para producir una extracción del aire caliente hacia arriba y succionar el aire del interior desde abajo, produciendo así, una renovación y refrigeración natural del volumen interior de aire. Los huecos circulares que atraviesan este sándwich permiten también modificar y graduar el flujo de aire entre el patio interior y el muro Trombe que circunda el exterior.
Solo las pantallas que sostienen la carcasa de La Nube se proponen en hormigón ejecutado con áridos locales, de esa forma, la pieza adquirirá cierto carácter local haciéndose más contextual precisamente en el contacto con el terreno. El sistema constructivo propuesto admite su prefabricación en cualquier polígono industrial canario, pudiéndose montar en seco en las localizaciones particulares y especificas. Entendemos lo descrito hasta ahora como un gran hardware que es capaz de recibir distintos tipos de software.
En la presente propuesta se desarrolla un programa de Centro Gastronómico para el área de La Paz en El Puerto de La Cruz en la isla de Tenerife.
El acceso se produce prioritariamente desde un balcón al que se llega indistintamente desde una rampa exterior con una pendiente máxima del 6% con distintos desarrollos según la topografía del lugar, o desde una escalera exterior. Desde el patio aparece también otro acceso, que converge con el anterior en un gran vestíbulo. Este segundo acceso conecta con un sistema de pasarelas metálicas que cruzan el espacio del patio, permitiendo garantizar la evacuación en caso de incendio. Desde el vestíbulo es posible acceder entonces al programa interior, bien haciendo el recorrido siguiendo el sentido de las agujas del reloj, encontrando así el programa de tienda y restauración. O en el sentido contrario, accediendo al área expositiva, a continuación a la pequeña sala de conferencias y presentaciones hasta llegar finalmente a la zona de taller de restauración. Cualquiera de estos usos es de acceso directo usando las pasarelas del patio, permitiendo la configuración de estas acceder sin interferencias a las distintas áreas del programa, También es posible rodear en su totalidad el interior sin encontrar obstáculos a la circulación.
La configuración espacial del programa se basa en sistemas modulares y prefabricados, mallas espaciales caladas parcialmente a la vista que se troquelan para definir de manera difusa las distintas zonas programáticas, permitiendo tránsitos paulatinos y largas visuales. Esto permite percibir el interior como un gran contenedor en anillo, un disco de usos que se refleja en el cielo raso de barrisol reflectante y en el pavimento de resina epoxi donde se reconoce la matriz geométrica de líneas metálicas que se reconoce con distintos grados de densidad en el suelo interior.
Así como el exterior quiere ser ligero y gaseoso, el interior se muestra tectónico y lávico, un teselado hexagonal expresa la presión del programa hacia afuera adoptando el hexágono como matriz geométrica.
Frio por fuera, cálido por dentro…