Malpaís

Malpaís: relieve caracterizado por la presencia de rocas poco erosionadas de origen volcánico en un ambiente árido.

¿Cómo se vive en un territorio insular tan asombroso, formado por calderas y cráteres volcánicos de cientos de metros de altura, en la que el paso del tiempo ha logrado conformar una orografía aleatoria más cercana a los paisajes lunares que a los de la tierra?

Esta fue una de las preguntas que nos hicimos a la hora de desarrollar los nuevos Centros de Mejora de la Calidad Turística de Canarias tras quedar maravillados por estas estructuras geológicas que emergen en mitad del océano.

Partiendo de la idea del volcán y la lava albergada en su interior como una metáfora de la actividad y el bullicio que han de tener estos centros de innovación turística comenzamos a experimentar con esta propuesta escogiendo los lugares más emblemáticos de cada isla.

En cada una de ellas proponemos un volcán. O una serie de volcanes enlazados. El volcán como imagen reconocible y al mismo tiempo única de las islas. Un volcán construido mediante diferentes estratos que se van sedimentando de manera espontánea hasta generar el cráter en su punto más alto.

El primer estrato correspondería a los bloques más sólidos que, como las huellas de una taza de café en un papel, se disponen orgánicamente alrededor del vacío central. En esta sólida base del volcán se sitúan los diferentes usos requeridos estableciendo una serie de tensiones geométricas fruto de las cuales los espacios liberados entre ellos se dilatan o contraen generando aperturas al exterior o espacios contiguos más acotados.

Las formas angulosas de estas piezas fuerzan al espectador a percibir lo singular del paisaje que les rodea enmarcando las Montañas de Fuego -paraje elegido por su singularidad y calidad natural entorno.

Los siguientes estratos conforman la cubierta y al igual que la anterior están compuestos por un sistema modular de bastidores metálicos que enfatizan las verticales dirigiendo la atención hacia el espacio central del cráter que ilumina el recinto. Esta malla ligera, desmontable y al mismo tiempo duradera está formada por una estructura recíproca en la que las celosías metálicas apoyan en un punto estable del nivel inferior generando un funcionamiento en espiral.

Toda esta estructura estará recubierta por una lona translúcida tejida con células fotovoltaicas la cual garantiza el correcto funcionamiento bioclimático y la autonomía energética. Esta piel tersa tensa y se amolda al armazón interior creando el perfil volcánico característico del centro.

Los diferentes cuerpos irregulares que albergan las actividades se encuentran delimitados por paneles opacos sándwich de madera y otros transparentes de vidrio.

Tanto este pabellón como los propuestos para las diferentes islas serán desmontables transportables y reutilizables gracias a sus características formales y materiales. Además, a partir del sistema modular con el que están diseñados son capaces de ampliarse por medio de la repetición, por lo que posibilitará centros de mayores dimensiones si las condiciones lo requieren.

Proponemos que en cada localización las piezas mantengan la imagen arquetípica del cono truncado, pero al mismo tiempo posibilita que puedan personalizarse mediante el color de las lonas y el de las pequeñas células fotovoltaicas que lo recubren.

Una vez que el pabellón se haya trasladado a un nuevo emplazamiento solo quedará la huella de su efímera presencia en el territorio: las marcas de los poliedros prefabricados de cimentación permanecerán en la tierra, permitiendo en el futuro volver a desplegar el ‘volcán’ en el mismo emplazamiento.